El día sábado 14 de septiembre, un avión militar cargado de armas, municiones y mercenarios procedentes de Guinea Ecuatorial aterrizó en la República de Annobón, en un acto que ha generado un fuerte rechazo entre la población local. El objetivo de la operación, según pudo saber AMBÔ LEGADU, era realizar prácticas de tiro y atacar un blanco en la isla, en lo que se considera una flagrante violación de la soberanía de Annobón.
Como resultado de esta intervención, el área donde se instaló el armamento se incendió. Ante la falta de un sistema de bomberos en la isla, los residentes se vieron obligados a apagar el fuego utilizando cubos de agua, exponiendo la precariedad de los servicios básicos en el lugar. Esta acción ha sido calificada no solo como un ataque a la soberanía de Annobón y su pueblo, sino también como un crimen ambiental.
El uso de explosivos, municiones y la consecuente contaminación acústica, sumados a los restos de pólvora, representan una amenaza significativa para el frágil ecosistema de la isla. Activistas locales han señalado que estos actos constituyen un delito de ecocidio, agravando aún más la situación ambiental en una isla que ya ha sido convertida en un basurero de residuos tóxicos y un almacén de armas por parte del régimen guineano.
El cúmulo de cartuchos, restos de bala y pólvora utilizados por el régimen podría contaminar todavía más el mar, los bosques y el agua dulce de la isla, aumentando aún más el peligro de los annoboneses. A ello se suma el hecho de que, cuando los militares hacen sus prácticas de tiro, no tienen en cuenta si hay gente pescando o trabajando en los cultivos, lo que amenaza con cobrarse nuevas vidas inocentes.
Además, la isla, que enfrenta una grave crisis de abastecimiento de alimentos, se encuentra ahora bajo la amenaza de más incursiones militares. Se reporta que otro avión militar está en camino a Annobón, esta vez con el propósito de realizar más prácticas de tiro, profundizando la crisis y el clima de represión en el territorio.
Este episodio se suma a una serie de agresiones perpetradas por el régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, quien ha convertido a Annobón en un bastión de represión y explotación. La isla, además de ser utilizada para prácticas militares, ha sido transformada en una cárcel de delincuentes, un centro de extracción clandestina de minerales y ahora también en un campo de tiro para mercenarios. Todo ello, mientras la población se encuentra incomunicada, sin internet ni líneas telefónicas.
El gobierno de la República de Annobón, junto con las organizaciones defensoras de los derechos humanos, exigen una intervención internacional para poner fin a estas violaciones sistemáticas y restaurar la paz y la dignidad en la isla.