El régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo continúa perpetrando un devastador ataque contra la isla de Annobón. Las explosiones, realizadas sin ningún tipo de control ambiental ni consulta a la población, han transformado la vida de los habitantes de la isla en un verdadero infierno.
La situación no solo viola acuerdos internacionales diseñados para proteger el medio ambiente, sino que también constituye un claro castigo a los annoboneses, cuyo único crimen ha sido pedir vivir en paz, dañando sus viviendas y sus precarios medios de subsistencia.
El asedio sufrido por Annobón ha sido una constante por parte del régimen, que en forma permanente e ininterrumpida ha dinamitado sus tierras para extraer piedras que luego son enviadas a Río Muni. Las detonaciones han destruido viviendas, contaminado el medio ambiente y puesto en riesgo la salud y la vida de los habitantes de la isla.

A pesar de las protestas y la oposición del pueblo annobonés, el gobierno de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo ha ignorado sus voces, intensificando la explotación y transformando a Annobón en una cantera para sus negocios personales a través de la empresa SOMAGEC.
Como es de público conocimiento, este castigo no termina en la devastación ambiental. Actualmente, treinta y siete annoboneses se encuentran encarcelados en las prisiones más brutales de África, simplemente por alzar la voz contra estas injusticias. Estos ciudadanos fueron secuestrados de sus hogares y enviados a las prisiones de Guinea Ecuatorial, donde enfrentan condiciones inhumanas, aislamiento, hambre y torturas. Su único delito: pedir que cesen las explosiones que destruyen sus hogares y amenazan su existencia.
La situación en Annobón exige una respuesta urgente por parte de la comunidad internacional. Es necesario que los organismos de derechos humanos y las organizaciones internacionales intervengan para detener esta catástrofe ambiental y humanitaria.