Independencia, ¿no queremos?

Ambo legadu

Por Tusantu Sanze León Laurel

A veces, centro mi mirada al lejano horizonte, pienso en mi presente sin pan, sin leche y sin “huevos”, pienso en qué será de mis hijos en ese aparente esperanzador futuro sin un futuro esperanzador, y me dan ganas de no seguir luchando puesto que, el argumento de que la vida es una mierda, sostengo. En la República de Guinea Ecuatorial la vida es muy dura; y es todavía más la vida en Ambô, pero en su día, un minúsculo grupo de bellacos salieron a las calles de Malabo, Bata y Annobón a gritos eufóricos de: “Independencia, no queremos”.

Muchos de ellos, estómagos agradecidos y la mayoría en paro absoluto, sin pan, sin agua, sin techo, sin sanidad, sin pasado ni futuro. Vosotros que corristeis embelesados, al son del tambali y pancartas de “independencia, no queremos”, por las insuficientes calles de mi Palé’a, hoy convertido en patrimonio de inconscientes orangutanes multiplicados por tres, como poseídos por aquella droga que tiene alocada al montón. ¡Fiesta! Sacrilegio de los sacrílegos del grupo único, sin agua corriente para sufragar la sed, calmar el fuego del alma, purificar el cuerpo, dar vida a otras vidas desnudas, además, sin zapatos en los pies, pero con ganas de vivir, vendas protegiendo el ombligo y en los ojos para no ver la quema de su afán. 

Después de la reivindicación forzada, proclamando vuestra propia condena, bajo la sombra de aquel alegre albergue, os pusisteis a 100, con el humillado líquido de color sangre que bien os mata sin piedad, a pesar de la terminable alegría que os proporciona en tiempo cronométrico; indudablemente ingeristeis varios litros sin apenas probar bocado, mientras su hijo en su cobijo gritaba torturado A-Fakuê

Tres días lindantes de proclamación, sin clase, sin leche, sin figuras paternas. Cielo nublado, mareo, lloriqueo, inestabilidad, tormenta interna de lombrices reclamando migajas y recriminando a voces. Chabola pintada de cal, forrada de sacos de cemento y bidón de alquitrán y alegres gallardetes de su majestad “Independencia, no queremos”

Es que somos brutos hasta para clamar a viva voz. En aquel viejo grifo de tubos antiguos de mármol ya no sale ni chorro de agua. No hay arroz bruto para saldar la herida infecta causada por lombrices. No hay mbô xpê para acompañar con sálu ku baibai siquiera, y sobran cangrejos mil cobijados en vuestros cuartos. No hay harina: “Independencia, no queremos”.

¡Vírgenes marionetas, enfermos de inmundicia! Vuestra orgullosa alegoría es la venganza que claman las olas de Báhap: “Independencia, no queremos

Gritasteis avivados con las almas enlutadas, sacrificasteis las voces por una causa detonada desde tiempos remotos, causa carente de solidez, según dicen algunas lenguas de aviô jása kêtê (libélula), pero revoloteaban cientos de aves que hacía cinco años que no veíamos en nuestro espacio aéreo, para solventar los mil percances ya solicitados con anterioridad sin mira ni interés común a costeárnoslo. Causa injustificada. Hombres sin huevos testiculares entre sus posibles calzoncillos, amas sin sujetadoresluciendo al vaivén de jubilosos saltos sus flácidos y mortuorios pechos ¿Qué hicisteis para remediar tantas contrariedades sueltas sin juicio?

Pueblo sin educación, sanidad a la basura, tasa de mortalidad al 100, jóvenes huyendo despavoridos a merced de la inmolación y miscelánea, mayores hundidos en la desgracia y mi lengua al borde del exterminio. Mi pueblo sufre. Mi pueblo llora desconsolado su tortura. Llora por sus aturdidos hijos que no pueden darse la vida que se merecen. No hay lumbre, pero sobra hambre y hombres sin amor al prójimo. Usted, ciego, sigues gritando “Independencia, ¿no queremos?”. 

Bochornosos masoquistas sedientos de tortura de vuestros propios verdugos. Tocad, cantad, bailad, vanagloriad por vuestro perpetuo infierno; malditos chivos expiatorios que adoran al kukúk y mápiãnjôjô, un exorcismo vendría bien para la liberación de sus pútridas almas. Pero después de todo ese griterío le digo: mi hijo sigue hambriento. Mi niño llora porque tiene hambre. Llora porque está enfermo, llora porque le falta algo. Llora porque le falto yo, le falta de todo, le falta usted. 

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