El 28 de julio de 2024, Nicolás Maduro se declaró ganador de las elecciones en Venezuela, un resultado que generó críticas y sospechas a nivel internacional debido a las acusaciones de fraude y falta de transparencia en el proceso.
En medio de esta controversia, uno de los pocos líderes mundiales que ofreció una felicitación pública a Maduro fue Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, el dictador de Guinea Ecuatorial, conocido por su régimen autoritario y su control absoluto sobre el país africano.
La carta de Obiang a Maduro, compartida por el propio presidente venezolano en redes sociales, es un recordatorio de la alianza tácita entre ambos regímenes, unidos por su rechazo a las críticas internacionales y su afán de perpetuarse en el poder. Obiang, quien lleva más de cuatro décadas gobernando Guinea Ecuatorial con mano de hierro, destacó en su misiva la «victoria contundente» de Maduro, ignorando las denuncias de fraude que han surgido desde distintos sectores de la comunidad internacional.
Este reconocimiento por parte de Obiang no es solo una formalidad diplomática, sino también un gesto de respaldo a un régimen que, como el suyo, ha sido cuestionado por la falta de derechos humanos y la represión de la disidencia. La felicitación de Obiang subraya su postura de apoyo a otros líderes autoritarios y refleja una estrategia de resistencia ante la presión internacional para que se respeten los procesos democráticos y los derechos de los ciudadanos.
Mientras tanto, la oposición venezolana y diversas organizaciones internacionales continúan denunciando las irregularidades de las elecciones, insistiendo en la necesidad de mostrar las actas de escrutinio y llevar adelante reformas profundas para garantizar la transparencia y la justicia en el proceso electoral.
La situación en Venezuela y el respaldo de Obiang a Maduro ponen en evidencia la solidaridad entre dictadores que, pese a las crecientes críticas y sanciones internacionales, siguen sosteniéndose mutuamente en un sistema global que permite la perpetuación de sus regímenes autoritarios.