En un reciente encuentro en la Iglesia Adventista de la República de Annobón, los líderes religiosos informaron que militares Fang, bajo órdenes del gobierno ocupacional de Guinea Ecuatorial, les advirtieron que, si descubren que miembros de la comunidad eclesiástica pertenecen al movimiento independentista Ambô Legadu, serían encarcelados y cerrarían todas las iglesias de la isla. Esta situación ha generado un clima de miedo y desconfianza dentro de la comunidad religiosa.
El pastor de la iglesia hizo un llamamiento a los feligreses, instándolos a delatar a cualquiera que sea sospechoso de pertenecer a Ambô Legadupara evitar represalias contra la iglesia. Sin embargo, fundamental, la preocupación no es solo la amenaza hacia los miembros del movimiento sino hacia todos los annoboneses.
Es que la elección de la Iglesia Adventista como blanco de estas amenazas no es casual. El gobierno ocupa de Obiang ha identificado a esta comunidad religiosa como mayoritariamente annobonesa. Así como todos los Fang son leales al Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE) y los Bubis apoyan al gobierno de Fernando Poo, la totalidad de los annoboneses respaldan a Ambô Legadu. Esta simplificación peligrosa convierte a cualquier annobonés en un potencial enemigo del estado invasor de Guinea Ecuatorial, alimentando una caza de brujas dentro de la casa de Dios.
El clima de tensión y miedo se agrava con el riesgo de que cualquier desacuerdo dentro de la iglesia pueda llevar a acusaciones de pertenencia a Ambô Legadu, fomentando un ambiente de desconfianza y traición.
El pueblo de la República de Annobón advierte que la participación en la persecución de su gente, ya sea por delación o acción directa, conllevará consecuencias divinas, proclamando que cualquier persona -adventista o no- involucrada en este genocidio, será maldecida y destruida por Dios.