Abandonada y sin tratamiento médico, falleció Alicia Nach Rosario

La tragedia que envuelve a la República de Annobón ha alcanzado un desenlace devastador. La vida de Alicia Nach Rosario, una mujer cuya historia de lucha por la atención médica urgente ha conmovido a la isla, se ha apagado. Su fallecimiento, ocurrido ayer, es un doloroso recordatorio de las consecuencias de la negligencia de la dictadura de Teodoro Obiang Nguema.

Alicia enfrentó una batalla desigual contra una enfermedad que exigía atención inmediata. Sin embargo, su destino estuvo determinado por la indiferencia de un régimen que prioriza la concentración indiscriminada de poder sobre el bienestar de los annoboneses. A pesar de los llamados desesperados de su familia y la comunidad internacional, las autoridades se mantuvieron firmes en su negativa a proporcionar el transporte necesario para trasladarla a un centro médico adecuado.

Su historia refleja la dolorosa realidad de muchos habitantes del territorio ocupado de Annobón, quienes se encuentran atrapados en un ciclo de sufrimiento y abandono. La falta de infraestructura médica, sumada a la falta de recursos básicos como electricidad, agua y medicamentos, ha convertido la atención médica en un lujo inalcanzable para los nativos de Palé.

Alicia no solo luchó contra su enfermedad, sino también contra un sistema que ignora sistemáticamente las necesidades de los annoboneses y el respeto a su soberanía política. Su valentía y determinación son un testimonio conmovedor de la resistencia humana en las circunstancias más desesperadas.
Aunque su partida deja un vacío irremplazable, su legado debe servir como un llamado de atención para aquellos que tienen el poder de cambiar esta realidad. La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos deben redoblar sus esfuerzos para exigir responsabilidad ante esta tragedia y garantizar que ninguna vida más se pierda debido a la imposición caprichosa del régimen.
En memoria de Alicia Nach Rosario y de todos aquellos que han sufrido y continúan sufriendo las consecuencias de la injusticia y la indiferencia de la dictadura de Obiang, es nuestro deber seguir luchando por un futuro donde la dignidad y el bienestar de cada individuo sean prioridades inquebrantables.

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