Edu Micha desplaza aliados para quedarse con los negocios de la isla

La dictadura de Guinea Ecuatorial, que mantiene un férreo control sobre Annobón, retiró de manera abrupta contratos de mantenimiento a figuras clave vinculadas al régimen, acusándolos de financiar la incorporación de la República de Annobón a la Organización de Naciones y Pueblos No Representados (UNPO).

Entre las figuras señaladas se encuentran Joda Coral, Mamita Coral y Aquiles Nach, conocidos aliados del régimen de Obiang, quienes hasta hace poco lucraban mediante el control de contratos vitales para la infraestructura y servicios en la isla.

Durante las últimas horas, el gobernador Faustino Edu Micha ha desplegado una maniobra audaz al acusar a estos aliados de alta traición, argumentando su presunta conexión clandestina con el movimiento independentista annobonés, Ambô Legadu, pasando por encima del régimen central. Esta acusación ha desatado una tormenta de intereses económicos en una isla en la que lo único que hay es miseria.

Joda Coral, Mamita Coral y Aquiles Nach, prominentes figuras en la red de influencias del régimen dictatorial, han sido despojados de contratos de mantenimiento en el hospital de Annobón y otros lugares estratégicos en la isla, lo que sugiere un movimiento calculado del gobernador Micha para consolidar estos negocios espurios. De este modo, estos personajes, que anteriormente gozaban de estrechos lazos con la élite gobernante, se han encontrado repentinamente marginados del poder y relegados al resto de los ciudadanos que los ven como meros traidores a la causa independentista. 

En este contexto, la maniobra del gobernador Micha adquiere un significado más profundo. Al desplazar a sus antiguos aliados y acusarlos de traición, no solo está consolidando su propio poder en la isla, sino que también está enviando un mensaje claro a todo Annobón: las mieles del poder no derramarán néctar a nadie que no pertenezca a la tribu Fang.

Mientras tanto, la población de Annobón observa con cautela estos desarrollos, consciente de que su futuro está en juego. En una isla marcada por la lucha y la resistencia, cada movimiento político tiene el potencial de alterar el equilibrio de poder y dar forma al destino de generaciones venideras. En medio de la incertidumbre y la tensión, una cosa queda clara: la batalla por el alma de Annobón está lejos de haber llegado a su fin.

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