Un Topo por el Mundo en Annobón: Morir por intentar sobrevivir

La isla de Annobón.

El youtuber argentino Un Topo por el Mundo calificó su visita a la isla de Annobón como “una de las peores experiencias” de su vida. Bajo control del régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, la isla expone una realidad de represión, censura y miseria que el viajero no dudó en denunciar.

“Me revisaron absolutamente todo lo que grabé. Y no solo eso, sino que me borraron material… empezaron a ver fotos personales mías, íntimas, y las borraban. Todas aquellas donde se ve el pueblo, donde se notaba la pobreza”, relató. Según contó, el régimen solo permitió imágenes superficiales: “Lo que dejaron de mi filmación fueron imágenes de la playa, alguna que otra de la plaza… No querían que haya imágenes que muestren pobreza. Buscan tapar el sol con la mano”.

Morir por sobrevivir

Una anécdota de Un Topo por el Mundo describe de cabalmente cómo es vivir en Annobón, sin comida, sin salud, sin nada. En la plaza, un poblador le contó una historia que lo marcó: “Me puse a charlar en la plaza y uno me cuenta que venía de un velorio de una persona que murió en el altamar pescando. ¿Qué le pasó? El tipo se sentía mal, pero de todas maneras salió a pescar”.

“Todos dirán: ‘Uy, pero cómo va a salir a pescar sintiéndose mal’. Y claro, ¿qué otra cosa iba a hacer si tenía que comer? Si no salía a pescar, se moría de hambre”, explicó.

“Sale a pescar, se descompone porque estaba vaya a saber uno teniendo qué enfermedad, muere en la lancha en altamar, lo tienen que traer. Bueno, todo un tema. Y el tipo tenía 53 años”.

El balance es crudo: “No es solamente tener la infraestructura, sino también poder tener el plato de comida todos los días, cosa que en Annobón es un problema”.

La experiencia de Un Topo por el Mundo deja en evidencia lo que el régimen intenta ocultar a toda costa: un pueblo obligado a elegir entre arriesgar la vida o morir de hambre, una isla sometida al aislamiento y al silencio forzado, una etnia destinada a desaparecer fruto de la violencia, el desprecio y la segregación. Annobón, lejos de la postal turística que quiere vender Malabo, es el reflejo más brutal de cómo la censura y la miseria se entrelazan en el día a día de sus habitantes.

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