En su más reciente obra Onde se fala português – Uma viagem pelos países lusófonos, el escritor brasileño Guilherme Canever se propuso recorrer los nueve países que integran la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), siguiendo los rastros culturales, históricos y sociales que une a más de 300 millones de personas a través del idioma portugués. Pero hubo un destino al que no pudo llegar: la isla de Annobón, que controla militarmente el régimen neocolonial e invasor llamado Guinea Ecuatorial.
“El visado para Guinea Ecuatorial siempre fue considerado complicado”, escribe Canever, que en el pasado logró ingresar incluso a países como Yemen. Pero Annobón le impuso obstáculos distintos: «Carta de invitación, copias de extracto bancario, vínculo laboral y hasta un certificado de antecedentes penales emitido por la Policía Federal», relata. Aunque el régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo lanzó un visado electrónico en 2023, la imposibilidad de acceso a la isla persiste: “Además de la autorización, aún existía el obstáculo logístico”.

La crítica del autor brasileño va más allá del burocratismo. Con precisión, denuncia el aislamiento forzado de Annobón y el abandono estructural al que se somete a sus habitantes. “No hay vuelos regulares hacia allá, y hasta los barcos sólo van unas pocas veces al mes, en un viaje largo por el Atlántico”, señala, refiriéndose al contexto geográfico extremo que impide a los annoboneses circular, comerciar o recibir visitas.
El aislamiento, sin embargo, ha permitido una importante conservación cultural. Según Canever, “el fá d’ambô (habla de Annobón) es prácticamente un portugués medieval, aislado durante siglos, con influencias de otras lenguas”, lo que confirma el profundo vínculo lingüístico y cultural entre Annobón y la Lusofonía. En un gesto simbólico pero potente, agrega que “el portugués más europeo aún se habla como ‘lengua religiosa’, debido a la influencia de la Iglesia Católica”.
Pero el dato más fuerte del libro aparece en la reflexión política que hace el autor: “Los lazos lingüísticos y el aislamiento territorial hicieron que la pequeña comunidad de Annobón nunca se sintiera integrada a Guinea Ecuatorial”, afirma, respaldando con su experiencia lo que el pueblo annobonés ha denunciado durante décadas: la falta de reconocimiento, el racismo estructural, la segregación étnica y el autoritarismo del régimen de Obiang.
En su mirada como viajero, Canever explica que Annobón es una isla de apenas 6 km de largo por 3 km de ancho, con una población inferior a las 6 mil personas. “Un lugar típico que me encantaría visitar. El aislamiento termina preservando bastante la cultura local”, afirma. Pero detrás de esa preservación hay una historia de represión. El autor menciona que Annobón presentó “varias reivindicaciones de autonomía negadas”, y deja entrever la existencia de un movimiento de liberación.
En un momento en que los annoboneses son perseguidos, incomunicados y silenciados por el régimen neocolnial, las palabras de Canever cobran un valor especial. Desde su experiencia como viajero, logra visibilizar el drama de una isla que forma parte de la Lusofonía, pero que ha sido olvidada por sus gobiernos y por el mundo.
“La unión que la lengua trae es algo que yo nunca había imaginado antes. Como si fuésemos de una gran familia”, reflexiona en otro pasaje del libro. La gran familia de los pueblos lusófonos sigue esperando que se reconozca a Annobón como un miembro pleno, con derecho a ser escuchado y respetado.
Puede encontrar la obra en: https://www.kickante.com.br/pre-venda-coletiva/livro-onde-se-fala-portugues-uma-viagem-pelos-paises-lusofonos