Preocupados por el avance de Ambô Legadu, Guinea Ecuatorial sale a la compra de voluntades

La opresión de la fuerza invasora extranjera de Guinea Ecuatorial en Annobón ofrece desesperadamente cien lanchas motorizadas a la juventud annobonesa para la pesca, a cambio de alistarse en el partido único de facto de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo

En lugar de fomentar la educación, la mano aplastante colonial condena a los jóvenes de Palé a la pesca de subsistencia. Esta práctica, a juzgar por los hechos, condena a la marginación total a los annoboneses, obligados a servir pescado fresco a la banda terrorista Fang asentada en Annobón.

Chantajes, reclutamiento bajo coacción y pánico institucional de Guinea Ecuatorial tras la declaración de independencia de la República de Annobón. El inmovilismo político del estado fallido de Guinea Ecuatorial, la falta de sentido de estado y la longevidad de un presidente en caída libre hacen que la fuerza de ocupación colonial extranjera entre en pánico, o mejor dicho, en cólera, y recurra a la violencia contra el pueblo de Annobón.

“Pongamos carita de buenos y tomemos todo lo que nos dan para usarlo en favor de nuestro único objetivo, que es la independencia definitiva de estos tiranos. El momento está cerca”, es el comentario que se escucha cada vez más en la isla.

Dos barcos, dos familias enfrentadas y Teodorín descontrolado

La familia de Constancia Mangue y la de Teodoro están en guerra por el poder y el dinero. El barco de la familia Constancia viaja a la isla y cobra una millonada, pero el de la familia Obiang, por temor a no percibir los emolumentos, no permite el envío de su barco a Annobón. Otro fracaso para una Guinea Ecuatorial sin rumbo ni convicción. 

En medio del desorden, el barco llega y no puede entrar al puerto porque no hay luz ni servicios portuarios en Annobón. Con tan mala suerte que, al fondear imitando los años anteriores del buque Acacio Mañé Elá, el ancla se quedó clavada en las rocas del fondo del mar. Pero los marineros y militares Fang no saben nadar, y son los pescadores submarinistas annoboneses los que intentan resolver el desaguisado sin éxito.

El viaje de cuatro días se ha convertido en una odisea para los annoboneses, quienes tuvieron que esperar desde las 3.00 de la mañana, cuando llegó el barco a la isla, hasta las 3.00 de la tarde para poder desembarcar. Otra vez se nota la mano del terror. Pongan el mejor barco, el desorden seguirá. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *