La fuerza extranjera de ocupación colonial de Guinea Ecuatorial se adueña de la isla paulatinamente hasta tal punto que ahora sus hombres fuertes en Annobón se hacen con una playa para uso exclusivo de los militares Fang.
El paisaje paradisíaco de la República de Annobón, tierra de contrastes y riquezas naturales, está siendo eclipsado por las sombras del autoritarismo y la usurpación ecuatoguineano. En el epicentro de esta preocupante narrativa se encuentra la figura del colono Teodoro Obiang Nguema, cuya política ocupacional ejerce un control férreo y despiadado sobre los recursos de Annobón, llegando incluso a arrebatar uno de los tesoros más preciados de la isla: sus pocas playas de arena.
En un acto que refleja el desprecio absoluto por los derechos, la propiedad y la soberanía de los annoboneses, la fuerza de ocupación extranjera ha despojado a los habitantes de Annobón de una de las joyas naturales más deslumbrantes de la isla. Se trata de una zona exclusiva, ubicada entre las playas de Palián y la de Amor, que ha caído en manos de la voracidad de la fuerza ocupacional.
La empresa en cuestión, SOMAGEC, se erige como un emblema de la mafia corrupta que rodea al régimen de Obiang. Con el respaldo de este, la compañía ha construido lujosos chalés que gozan de acceso exclusivo a esta playa usurpada, transformándola en un enclave reservado únicamente para los privilegiados vinculados al poder ocupacional.
La ironía alcanza su máximo esplendor al constatar que estas tierras, antes pertenecientes a los nativos de Annobón, fueron convertidas con absoluta impunidad en patrimonio de los militares de Guinea Ecuatorial y los socios de Obiang. Lo que solía ser un espacio público de disfrute comunitario, donde jóvenes y familias locales se congregaban para disfrutar del sol y la brisa marina, ha sido despojado y privatizado en aras de la opulencia de unos pocos extranjeros bajo el amparo de la mafia corrupta de Guinea Ecuatorial.
El modus operandi del régimen de Obiang parece seguir una premisa simple pero devastadora: cualquier recurso ajeno es susceptible de ser usurpado y explotado en beneficio propio. Este patrón de comportamiento se repite a lo largo y ancho Guinea Ecuatorial, como ya ocurrió en las costas del Río Muni, país ndowé donde las playas también cayeron bajo el yugo de su dictadura, o en las costas de Fernando Poo, en los que hay que sobornar o pagar un impuesto revolucionario para que dejen ir a la pesca a los pescadores ndowés y annoboneses.
Este nuevo caso de usurpación en Annobón, que se suma a la toma arbitraria de tierras cultivables, es un triste recordatorio del avasallamiento y la impunidad que prima en el régimen de Obiang, cuya única legitimidad es la coerción ejercida por las fuerzas militares Fang presentes en la isla. Todas estas razones y pruebas dan legitimidad a la independencia de la República de Annobón y ponen de manifiesto las constantes violaciones de los derechos humanos en la isla por la fuerza extranjera de Guinea Ecuatorial.