Una reciente crónica publicada por Radio Macuto confirma lo que desde hace años se comenta: la llamada “fábrica de atún” de Annobón, que el régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo promociona insistentemente como símbolo del desarrollo económico en la isla, no es más que una estructura vacía.
Según constató un reportero del medio, que logró viajar recientemente en el barco enviado por el gobierno a Annobón —el mismo que dejó a decenas de pasajeros en tierra por exceso de carga—, la supuesta planta atunera no muestra signos de vida. El edificio, cerrado con candado, presenta una fachada recién pintada y está rodeado de bloques de hormigón. En su interior no se percibe ningún tipo de actividad industrial.
No hay trabajadores. No hay maquinaria. No hay atún.
Desde el exterior del recinto, las imágenes registradas muestran una nave industrial sin extractores, sin refrigeración, sin chimeneas ni vehículos de transporte. Tampoco se observan carteles informativos, señalética sanitaria o cualquier indicio que indique que allí se procese pescado. Lo que sí hay es una valla perimetral y lo que parece ser una plataforma improvisada. Todo lo demás: silencio y cemento.
La dictadura de Obiang ha intentado utilizar esta fachada como parte de su narrativa internacional de «diversificación económica», mientras la realidad en el terreno es una sola: propaganda sin contenido.
Una vez más, Annobón es reducida a escenario de cartón, una vitrina vacía construida por un régimen que no escucha ni respeta a su pueblo.
La pregunta que ahora se impone es: ¿De dónde salieron los supuestos productos enlatados que el vicepresidente Teodorín exhibió recientemente en redes sociales? Porque, al menos en Annobón, lo único que sale de esa “fábrica” es frustración.