Annobón sigue secuestrada por la terrorista República de Guinea Ecuatorial

Obiang.

Por Orlando Cartagena Lagar

La difícil situación entre Annobón y Guinea Ecuatorial es un reflejo profundo de la opresión y la represión que han marcado la historia reciente del país. Annobón, una situada en el océano Atlántico al sur de Santo Tomé y Príncipe, abandonada y aislada, se ha convertido en símbolo de resistencia frente al régimen autoritario de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, quien ha mantenido un control férreo sobre Guinea Ecuatorial durante más de 45 años. La desaparición forzada de cuarenta y dos annoboneses, quienes simplemente protestaban contra la peligrosa práctica de las detonaciones con dinamita en la isla, resalta la brutalidad y la falta de libertades fundamentales bajo este gobierno.

El uso de explosivos en Annobón no solo representa una amenaza directa a la seguridad de sus habitantes y sus hogares, sino también un atentado contra el medio ambiente y la estabilidad de la isla. La respuesta del régimen, con el secuestro y desaparición de ciudadanos inocentes -incluyendo ancianas y ancianos, así como mujeres que firmaron una carta de súplica- pone de manifiesto la intolerancia total a cualquier forma de disidencia. Bajo el mandato de Obiang y su hijo, Teodorín Nguema Obiang Mangue, se ha instaurado un clima de terror donde las protestas pacíficas se enfrentan con la violencia más despiadada.

La desaparición forzada de estos ciudadanos annoboneses, junto con el silencio sobre su paradero desde el 19 de julio, constituye una flagrante violación de los derechos humanos más básicos. Este tipo de acciones son propias de regímenes dictatoriales que recurren a la represión extrema para sofocar cualquier intento de resistencia o crítica. La desaparición de treinta y siete annoboneses sigue sin resolverse, y las familias permanecen en la incertidumbre, víctimas de un gobierno que actúa con total impunidad.

En este contexto, la resistencia en Annobón, liderada por la figura de Ambô Legadu, se convierte en un grito desesperado por la supervivencia y la dignidad. La isla, que ya enfrenta enormes desafíos económicos y sociales, ve en la independencia una posible salida a la brutalidad del régimen. La lucha por la autodeterminación no solo busca preservar la identidad cultural de Annobón, sino también garantizar el derecho a vivir sin el miedo constante a la represión y la violencia.

El régimen de Obiang, aunque oficialmente ha abolido la pena de muerte debido a presiones internacionales, ha sustituido esta práctica por desapariciones forzadas, lo que evidencia el estado de excepción permanente en el que vive Guinea Ecuatorial. La represión no se limita a Annobón, sino que afecta a todo Guinea Ecuatorial, donde cualquier voz disidente es silenciada a través del miedo, la coerción y la violencia sistemática.

La situación en Annobón es un microcosmos del sufrimiento más amplio de Guinea Ecuatorial. Las demandas de la población son simples y justas: cesar la destrucción de su isla, garantizar su seguridad y respetar su derecho a la vida. Sin embargo, en lugar de diálogo, el régimen responde con secuestros y desapariciones. Este tipo de represión solo ha alimentado el deseo de independencia como una última esperanza para protegerse del salvajismo estatal.

La comunidad internacional no puede seguir ignorando la magnitud de las atrocidades cometidas bajo el régimen de Obiang. Es urgente que se ejerza presión diplomática y que los organismos internacionales de derechos humanos tomen medidas para asegurar la aparición de los desaparecidos y para proteger los derechos de los ciudadanos guineanos. La lucha de Annobón, lejos de ser un caso aislado, representa la lucha por la justicia, la libertad y la dignidad en todo Guinea Ecuatorial.

Ambô Legadu, Ambô Legadu, Ambô Legadu.

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