En un pasado marcado por los intentos coloniales de influir en su destino, la isla de Annobón ha sido testigo de una historia de opresión, excesos y marginación. En 1933, bajo la dirección del entonces director de Prisiones, Vicente Sol, se ideó un proyecto para establecer colonias penitenciarias en África, con Annobón como uno de los lugares designados.
La prensa de la época pintaba un sombrío panorama de la isla, describiendo a su población indígena como viviendo en condiciones antihigiénicas, en chozas precarias y consumiendo alimentos en descomposición. El proyecto tenía la intención de aislar a delincuentes, especialmente aquellos relacionados con la violencia política.
La comisión que visitó la isla propuso una primera remesa de 500 penados, con un determinado régimen de trabajo y progresión de grado, así como hizo una descripción muy completa de Annobón. En realidad, de la prensa de la época se desprende que, de nuevo, se estaba pensando en la colonización penitenciaria como forma de aislar delincuentes relacionados con la violencia política, tal y como se había hecho deportando a implicados en la Revolución de Asturias. No obstante, la idea de ejecutar el proyecto se fue poco a poco rechazando.
Más allá de los intentos externos de definir su destino, los habitantes de Annobón han demostrado una resiliencia notable. A través de la historia, han luchado por su autonomía y dignidad, enfrentando la adversidad con determinación. Esta lucha ha culminado recientemente con la independencia de la isla y su constitución como la República de Annobón.
Este logro refleja el poder en manos de los propios habitantes de la isla para decidir su futuro. Es un recordatorio poderoso de la capacidad humana para resistir la opresión y luchar por la autodeterminación. A pesar de los desafíos, Annobón se erige como un símbolo de esperanza y empoderamiento en un mundo marcado por la injusticia y la desigualdad.
